traumatología

Redacción Vere Álvarez N.

El síndrome piramidal no permite llevar una vida normal causando graves molestias. Su mejoría o futura solución está marcada por los estiramientos y ejercicios que permiten el fortalecimiento del músculo del mismo nombre

Casi dos años lleva Juan José Ruiz, testimonio real que sufre el síndrome del músculo piramidal, sumergido en esta batalla. Con solo 39 años de edad, continúa sufriendo un calvario de dolores e incomodidades que no le permiten llevar una vida normal ni disfrutar al 100% de su familia e hijos. “He estado en varios médicos pertenecientes a diferentes centros sanitarios por la seguridad social (traumatólogos, osteópatas, rehabilitadores), empezaron por diagnosticarme dos hernias discales, pasaron a decirme que no, que eran protusiones discales, hasta que me indicaron que tenía el piramidal fastidiado”, cuenta Juan ‘mareado’ y cansado de dolores, intensificados con el tiempo, y de no obtener un diagnóstico firme y claro.

En su última visita al médico parecen haberle indicado también la existencia de una estenosis de canal lumbar que va de moderada a severa (L4-L5, L5-S1). Las confusiones y dudas sobre su diagnóstico han provocado que el paso del tiempo desemboque, como puede ocurrir en numerosos casos, en consecuencias negativas haciendo que de un problema pueda surgir otro al no llevar nuestro organismo un equilibro adecuado o no atajar la dolencia a tiempo. Otro caso real es el vivido por la directora y coordinadora de nuestra clínica, Sonia Peña, quien también sufrió este síndrome del músculo piramidal durante 2 años en los que pasó muchas noches sin dormir: “nadie me decía lo que tenía, acudí a muchos especialistas y fisioterapeutas, hasta que el Dr. Bernardo Mosqueira descubrió la patología a tiempo”.

El músculo piramidal o piriforme, que está situado en la pelvis o parte profunda de la región glútea, a veces se contractura y sobrecarga. Esto hace que el nervio ciático, situado debajo, se comprima debido a que el músculo aumenta de volumen y disminuye su longitud provocando complicaciones a la hora de andar o mover las piernas. Su función es la extensión, rotación externa y abducción en la articulación de la cadera cuando la pelvis está fija.

Dolores y síntomas

Los primeros síntomas de Sonia fueron un pequeño dolor en el glúteo y quemazón, que luego fue empeorando. En cambio, los problemas de Juan comenzaron a ser más graves cuando “los tres primeros meses no podía estar de pie ni tres minutos, tenía que estar de la silla al sofá y del sofá a la silla, se me cogía todo hasta el cuello”. La baja en el trabajo durante 11 meses fue obligada e inevitable.

A día de hoy, gracias a la medicación mientras busca desesperado un diagnóstico firme o una solución final que le devuelva su calidad de vida, aguanta 15-20 minutos hasta que comienza el dolor lumbar irradiándose en las piernas de la izquierda a la derecha. A ello se suma el adormeciento y acorchamiento de las mismas, llegando incluso a perder toda la sensibilidad del dedo chico del pie. Ya hemos comentado anteriormente que cuando el músculo piramidal está afectado acorta su longitud, de ahí que Juan tenga que andar “a paso corto” puesto que la zancada le produce bloqueo y un tirón fuerte en esa zona.

La medicación alivia pero no cura

Gracias a la medicación, la cual era de caballos como suelen decir, podía trabajar y pasar dos horas de “campeonato”. Juan fue infiltrado a finales de noviembre en los dos piramidales sabiendo que eso le ayudará a aliviar, pero no será el desenlace de su batalla. La solución al síndrome del músculo piramidal está en su fortalecimiento gracias a estiramientos y actividades, por lo que también recibió de su médico unas tablas de ejercicios que le ayudarían a mejorar el músculo. Sin dejar a un lado el tratamiento de fisioterapia que ayuda a una recuperación más rápida y eficaz.

En cuestión de mes y medio, Juan José volverá a ser valorado de su problema, si no observan una mejoría significativa tiene claro que su última esperanza es visitar al Dr. Bernardo Mosqueira, en quien lleva pensando mucho tiempo y en quien confía plenamente para que le diagnostique con exactitud qué tiene y cómo debe seguir combatiéndolo para recuperar la calidad de vida que merece.

Para más información sobre el diagnóstico o tratamiento puede contactar con nosotros en el 951 00 66 38.

Vídeo Javi Arán Photography.

 

CategoryHemeroteca, Noticias
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