
Las personas que acuden al médico buscan y merecen ser tratadas cordialmente, de manera respetuosa y poder dialogar con el profesional para alcanzar la mejor solución. Esto llevará a crear el clima adecuado en la consulta y a alejar todos los miedos
En determinados momentos de nuestra vida tenemos que acudir al médico o bien para ir a consulta por un simple resfriado, o, en casos más serios, por necesidad de ser intervenidos quirúrgicamente para alcanzar una calidad de vida digna y merecida. Tenemos la imagen de un médico o doctor como esa persona que nos realiza pruebas y nos explora para darnos un diagnóstico y así tratar de ayudar y/o curar un problema de salud que puedan existir. La parte más importante falta en esa definición o creencia, donde la relación médico-paciente se suele olvidar.
Siempre se ha dicho que las buenas relaciones y la buena comunicación se basan en la confianza. A partir de ahí se reducirán los nervios, se empezarán a alejar los miedos, existirá fluidez en el trato y se crearán lazos de amistad. El médico no solo tiene que limitarse a recibir al paciente, explorarlo y darle una recomendación sino que debe darle la mano al paciente y hacerlo posicionarse a su mismo nivel, aunque no todos saben equilibrar esta situación y la superioridad impera de manera negativa.
¿Qué relación consideras que es mejor entre el médico y el paciente?
Hay que aclarar que existen diferentes tipos de relación entre el médico y el paciente entre las que destacan la autoritaria donde el diálogo es nulo e impera la decisión médica sin réplica; la democrática o informativa, en esta el médico adopta un rol de consultor o consejero, deja en manos del paciente la decisión sin entrar directamente en la toma de opiniones para complacerle de alguna manera; y la deliberativa, en la que el papel que adopta el doctor es de amigo o maestro, una cercanía de tú a tú.
Esta última, la deliberativa, es la que debería imperar siempre. Ambas partes tienen su parte de responsabilidad y la comunicación hace que la confianza crezca y exista respeto mutuo. El médico facilita todo lo necesario al paciente y viceversa, además de exponer todas las posibles soluciones a un problema para llegar de manera compartida y respetuosa a una decisión. No es difícil que los profesionales sanitarios se comporten de esta manera ya que si su finalidad es ayudar a las personas, hay que empezar por cuidarlas y darle el mismo trato que alguien desearía recibir.
¿Influencia negativa de las tecnologías?
Las relaciones clínicas tradicionales son los que deben imperar en nuestro día a día y no dejar que las tecnologías se cuelen en la relación médico-paciente. Algunos estudios aseguran que esto ha provocado un distanciamiento dentro de la consulta, pero no es así si el uso que se hace es correcto. En el caso de nuestro neurocirujano Bernardo Mosqueira, las redes sociales y las tecnologías han hecho crecer el lazo de amistad con sus pacientes y seguidores, llegando a agrandar su familia conforme pasan los días.
No hay que dejar de lado el contacto y el trato físico, es decir, esa cercanía, pero las tecnologías sirven para que no se pierda el contacto independientemente de donde se encuentre cada persona. En esa relación de ayuda debe existir profesionalidad, escucha activa y actitud compasiva para convertirse en el mejor guía, consejero o asesor clínico posible.
Vere Álvarez N.
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