Los seres humanos respondemos de diferente manera a situaciones o retos que se nos presentan. El aprendizaje o el desarrollo de esta capacidad nos ayuda a superar las adversidades y a enfrentar la vida con mayor positividad
A lo largo de nuestra vida encontramos numerosos obstáculos, momentos que nunca queremos que se presenten, pero inevitablemente suceden, o por desgracia, dolencias o enfermedades imprevistas contra las cuales tenemos que luchar. Todo este tipo de situaciones deben ser afrontadas de la manera más positiva posible, aunque cada persona por su condición actúe de una forma u otra.
Aquí entra en juego la resiliencia, una capacidad humana que no está desarrollada equilibradamente en todos los seres humanos ya que cada persona posee su personalidad y carácter, pero que pueden llegar a aprenderla o potenciarla modificando su conducta, sus pensamientos y emociones. Esto es, convertirnos en personas más fuertes para encarar los problemas, adaptarse y superar las adversidades. Un concepto íntimamente ligado a la inteligencia emocional que ha variado con el paso de los años ya que se llegó a pensar que la resiliencia era una condición innata y se ha demostrado que es cuestión de actitud y puesta en marcha.
¿Cómo son las personas resilientes o como pueden llegar a serlo?
Las personas resilientes tienen la habilidad de manejar este tipo de situaciones y dirigir sus estados de ánimo. Nunca es agradable vivir la muerte de un familiar o, en otro caso, sufrir algún tipo de enfermedad que tenga solución. Todo está en la cabeza, por lo que debemos aprender a manejar nuestros procesos mentales, y tratar de desarrollar la positividad que contribuye a dejar aspectos negativos a un lado y, a su vez, potenciar la felicidad.
En ese sentido, hay que saber controlar y manejar las emociones, de ahí que, como hemos mencionado anteriormente, la resiliencia vaya de la mano con la inteligencia emocional. En el campo de la Neurociencia consideran que el tener un mayor equilibrio emocional conlleva soportar mejor las situaciones de estrés. Cuando se nos presenta un reto tenemos que aceptar la realidad y buscar apoyo en nuestro círculo familiar o más cercano, por lo que conseguiremos enfrentar el problema siempre confiando en lo que podemos dar: cada persona posee unas habilidades que no saca a la luz hasta verse inmerso en una determinada circunstancia.
Las adversidades pueden llegar en cualquier momento, no se podrán evitar. Como decía Phyllis Battome, una novelista británica, hay dos modos de afrontarlas: cambias las dificultades o te cambias a ti para hacerles frente. Es lo que ocurre cuando nos transmiten una noticia negativa, podemos detenernos y ver la vida pasar, o podemos venirnos arriba y enfrentar la situación traumática. El optimismo y la confianza también desempeñan un papel importante.
Vere Álvarez N.
Para más información sobre el diagnóstico y tratamiento puede llamar al 951 00 66 38.
