Casi 12.000 ‘me gusta’ y decenas de comentarios en los posts que publica. El neurocirujano Bernando Mosqueira Centurión ha encontrado en Facebook un filón para llevar a cabo lo que él considera su “misión”: acabar con el distanciamiento entre médico y paciente y volver a las raíces de esta relación, con un trato más cercano y humano. Y nada mejor que predicar con el ejemplo. Por eso este especialista en cirugía de columna, de origen paraguayo y afincado en Málaga desde hace ocho años, apuesta por tratar a los pacientes -o a los que podrían serlo- de ‘tú a tú’, casi como si formaran parte de su familia.
Lo hace en la consulta -trabaja en Carlos Haya y en la sanidad privada- y también en la conocida red social, en la que contesta todos (o casi todos) los mensajes que recibe. Dar un consejo, facilitar el nombre de un determinado especialista según la dolencia o invitar a la persona que le escribe a pedir una cita con él para estudiar su caso. “Lo importante es ayudar al paciente, que debe ser el objetivo de cualquier médico”, dice. Pero, ojo, que Facebook no es para él una consulta ‘on line’. “Yo nunca pondría en peligro a una persona respondiendo por Internet a un problema de salud”, afirma tajante. En estos casos sólo responde cuando se trata de asuntos objetivos que no necesitan una valoración previa como si una determinada lesión es operable o no.
“Proximidad y trato amigable y cercano”, “entregado a sus pacientes”, “gran corazón”, “trato familiar” o “humanidad” son algunas de las características que destacan de él las personas a las que ha tratado (o sus familiares) y que se dejan caer por la red de redes para mostrar su agradecimiento. Tanto sus páginas de Facebook -el perfil personal y el sitio profesional- como en diferentes web de valoración médica es raro encontrar un comentario negativo sobre él, que no se cansa de repetir lo importante que es el trato al paciente. “Noté un gran distanciamiento del personal sanitario, y en especial del médico, de las raíces de la medicina. Una buena relación médico-paciente, el trato humano y cercano, se ha ido perdiendo, y creo que soy el primero de muchos médicos que volverán a esas raíces”, afirma Mosqueira, que ha encontrado en las redes sociales “una forma muy efectiva para transmitir ese mensaje”. De hecho, en uno de sus últimos post rescata una frase de William Osler que dice: “Ser un gran médico significa poseer conocimientos y las 3 H: humanidad, humor y humildad”.
Su particular forma de entender la medicina le ha acarreado críticas de colegas que anteponen el prestigio profesional al bienestar del paciente, pero eso nunca le ha echado para atrás en su afán por conseguir su objetivo. “La relación de amistad del médico con sus pacientes debe ser la regla y no la excepción porque este tipo de relaciones favorecen enormemente la recuperación del enfermo”, afirma este especialista de 41 años que decidió ser médico a los seis.
A su entender, se trata de tener empatía y ser honesto. “Yo soy muy sincero, y si veo a un caso complicado le digo al paciente que está difícil pero que yo le voy a tratar como si fuese alguien de mi familia”.
Entre el trabajo, la gestión de sus perfiles y su blog apenas le queda tiempo para nada más. “Menos mal que soy una persona con mucha energía y necesito dormir poco”, cuenta.
“Yo defiendo que un buen médico es como un buen sacerdote, siempre debe estar disponible para el paciente”. Es otra de las máximas de este neurocirujano, que dejando a un lado la modestia se considera “bueno en mi trabajo” y que siente “pasión” por la medicina. De familia humilde, hijo de un veterinario y de una ama de casa, estudió sus primeros cursos de medicina en Paraguay, donde trabajó en un hospital para ahorrar dinero para viajar hasta Madrid, donde se especializó.